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Análisis del discurso y memoria en la afasia de broca y la afasia de Wernicke (página 2)



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Análisis
del
Discurso y Afasia

Pardo (2002), aborda el concepto de discurso,
introduciendo las denominadas teorías cognitivas del
discurso,
que se caracterizan por centrar su
reflexión en torno al conjunto de operaciones y procesos
que se dan en un acto de lenguaje. En este sentido esta
perspectiva es posible de abordar desde dos posiciones; la
mentalista y la sociocultural. La primera busca dar cuenta de la
relación que existe entre estructuras mentales y
estructuras lingüísticas tratando de
desentrañar el llamado proceso cognitivo de la
información sobre el mundo social, explicando los
mecanismos de producción y de comprensión
discursiva haciendo uso de esquemas de conocimiento y de
acción que ponen en evidencia la lógica de la
organización de lo expresado discursivamente (por ejemplo
con el uso de conectores). Sperber y Wilson (1994), han realizado
estudios en los que se busca dar cuenta de los procesos
inferenciales dentro del acto lingüístico,
desarrollando la capacidad humana para identificar
metáforas, metonimias, expresiones interpretativas, etc.
Otro de los estudios observados es el realizado por Cifuentes
(1998), quien introduce el concepto de corpora, como el
conjunto de los actos discursivos en los que se encuentran las
categorías discursivas que se pretende analizar, ya sean
marcadores léxicos o gramaticales, recursos
retóricos o demás fenómenos
lingüísticos, a partir de los cuales se producen
reglas de producción y de comprensión
discursiva.

Esta idea de discurso, puede ayudarnos a entender como
en las afasias referenciadas, éste sufre transformaciones
que generan, por lo tanto, una necesidad de analizar la
producción discursiva en otros términos. Si bien,
las afectaciones en las áreas del lenguaje son cruciales
en la producción discursiva de los afásicos, puede
afirmarse que se produce discurso con matices que se
analizarán luego de manera más compleja. El
análisis del discurso entonces, puede operar en un sentido
tanto crítico como metodológico.
En su aspecto crítico, puede observar las relaciones entre
poder y discurso y en su aspecto metodológico, puede
permitir un acercamiento a los problemas que se presentan en el
acto de habla. La perspectiva adoptada en el estudio del
discurso por la llamada Escuela Conversacional
Norteamericana,
que hace parte del conjunto de corrientes de
análisis del discurso, que no se centran sólo en
los aspectos puramente lingüísticos y que tiene sus
inicios en los trabajos de Sacks y en los trabajos publicados por
Schegloff (1968), parten de considerar la importancia que tiene
la Antropología, la Sociología y la llamada
etnografía del habla en la producción
discursiva. Autores como Sacks, Schegloff y Jefferson
(1974), Bennet (1981); Rosenstein y McLauglin (1983), hacen
especial énfasis en las interrupciones en la
conversación que dividen en: solapamientos,
interrupciones forzadas e intentos de interrupciones
y
categorizan las llamadas unidades básicas de la
conversación (pares adyacentes que se analizaran
más adelante), dividiéndolas de la siguiente
manera: ofrecimiento, pregunta- respuesta,
agradecimiento-agradecimiento, cierre-cierre,
percepción-aceptación o rechazo, llamada
(saludo)-respuesta, disculpa-aceptación o rechazo,
insulto-respuesta, desafío-respuesta,
acusación-negación o confesión,
aserción-acuerdo o desacuerdo, jactancia-aprobación
o ridiculización y cumplido-aceptación o
rechazo.
Estos pares adyacentes, se constituyen en una
herramienta interesante para el análisis del discurso, a
pesar de su carácter restrictivo, como estrategia para la
conversación con afásicos (Cortes, 2001,
págs. 97 – 99).

Según Sánchez y Pérez, el discurso
se encuentra influenciado por factores como: el léxico
mental de cada individuo, la eficacia con la que la
información sintáctica puede ser almacenada, la
naturaleza y el acceso del conocimiento propio semántico y
episódico; las limitaciones de la capacidad de la memoria
de trabajo[6]La profesora Pietrosemoli (2007),
comparte la definición de los manuales, al considerar a
las afasias como alteraciones de la capacidad
lingüística considerada normal y que es
característica del hablante sano, término que
designa al hablante que tiene: "la capacidad… para
producir habla bien estructurada desde el punto de vista de la
señal lingüística y que esta apropiadamente
relacionada con el contexto en el que se produce".

(Pietrosemoli, 2007, pág., 305). Su análisis se
inicia involucrando como metodología, el estudio de los
turnos conversacionales, realizando algunas
recomendaciones, -desde el punto de vista metodológico-,
para el abordaje conceptual de estudios en el área. Parte
básicamente de los trabajos de Schiffrin (1990) y
Schiffrin et al (2001), quien y quienes consideran como
principales características del análisis del
discurso los siguientes elementos:

  • a. La lengua se produce siempre en un contexto,
    posteriormente se verá como este influye en el habla
    del afásico, ya que el habla regional no se
    pierde.

  • b. La lengua es sensible al contexto, como se
    evidencia en el ejemplo del afásico que utiliza la
    frase "caminar perro".

  • c. La lengua es siempre comunicativa
    y

  • d. La lengua está diseñada
    para la comunicación.

En este orden de ideas, el discurso conforma estructuras
que transportan significados que logran acciones
concentrándose en el texto como unidad de sentido.
Pietrosemoli (2007), considera que el texto es la unidad
de coherencia y cohesión que alcanza un nivel estructural,
como objeto de análisis, ya que es mucho más amplio
y complejo que la oración. Por lo tanto, de acuerdo a la
estructura y la intencionalidad se puede hablar de textos
expositivos, descriptivos, literarios, etc. y de acuerdo a la
modalidad, se puede hablar de textos orales, escritos o mixtos,
como los textos orales/escritos de un chat. En especial,
lo que genera un interés básico en el
análisis de poblaciones especiales es la aplicación
de la rama de la lingüística que se denomina el
análisis conversacional. Para Schegloff (2007), Fox
et al. (1996) y Levinson (1992), la conversación
es el ejemplo prototípico de manifestación del
lenguaje, la forma más frecuente de exposición de
las lenguas y la matriz de adquisición del lenguaje
humano.

El análisis de la conversación ha
demostrado que existe un mecanismo, una estructura y una
génesis significativa de esta matriz de lenguaje y que
ésta en términos de su estructura puede analizarse
mediante los llamados turnos conversacionales. Para Pietrosemoli
(2007), conversación hace referencia a: "todo
intercambio lingüístico que se establece entre dos o
más hablantes de una misma lengua con propósitos
comunicativos y de una manera que se desprende naturalmente de
las circunstancias que rodean ese intercambio".
(Ibid,
pág., 307). De esta manera, el turno conversacional hace
referencia a las intervenciones individuales de cada
participante. Con el apaciente afásico, principalmente con
el paciente afectado por la Afasia de Broca, la autora reconoce
la importancia de establecer una eficiente prontitud y
adecuación, para mantener la estructura de la
conversación, pese a los problemas en la
articulación de algunas palabras, es decir, el
sostenimiento de la conversación.

El discurso tiene como estructura la memoria de trabajo,
el recuerdo, la memoria a largo plazo, el léxico mental
individual, el almacenamiento de información
sintáctico, el conocimiento semántico, el
conocimiento episódico, el procesamiento y almacenamiento
temporal, que han sido elementos importantes en los aportes
teóricos y en la rehabilitación de la Escuela
soviética. Estos elementos, tienen una relación
estrecha con el discurso, ya que hacen referencia principalmente
a la producción silábica, fraseal y finalmente
discursiva, sin importar si se produce una pobre cantidad de
palabras. La primera estrategia, entonces, debería tener
en cuenta los turnos conversacionales. Es relevante reconocer la
sincronía de la persona afásica
para responder a los turnos conversacionales, que no se dan, sin
embargo, en todos los casos de afasia, sino también en
otros trastornos como la enfermedad de Alzheimer, la
depresión y la esquizofrenia, criterio básico para
proponer por ejemplo estrategias conversacionales para la mejora
de los pacientes. A partir de este ejemplo, la profesora
Pietrosemoli (2007), propone como elementos para la
investigación, en lo respectivo a este tema, los
siguientes campos:

  • a. Sincronía en la toma de
    turnos.

  • b. Duración de los turnos.

  • c. Duración de las pausas entre turnos
    de diferentes interlocutores.

  • d. Duración de las pausas dentro del
    turno de diferentes interlocutores.

  • e. Disposición hacia la concesión
    del turno al interlocutor.

  • f. Disposición hacia la
    iniciación de la conversación.

  • g. Variaciones de velocidad al comienzo, dentro
    o al final de los turnos.

  • h. Tendencia al encabalgamiento de turnos por
    parte de algún interlocutor.

  • i. Adecuación de pistas
    lingüísticas y no lingüísticas en la
    toma o concesión de turnos.

Otra estrategia de estudio que propone la profesora
Pietrosemoli (2007), son los pares adyacentes. Esta
categoría de análisis, se puede exponer a partir de
algunos ejemplos de afásicos, que se relacionan con el uso
de los pares[7]en el análisis
conversacional. El análisis conversacional a partir de los
pares adyacentes proporciona elementos importantes con respecto a
la organización de los mismos en la estructura. Por
ejemplo, los afásicos con afasia de Wernicke, tienden a
tener problemas en la comprensión y en la
organización de los pares adyacentes. En términos
generales, los pares adyacentes invitan a la conversación
y ponen en juego un tramado de respuestas coherentes. Sin
embargo, se evidencia en la afasia en general,
discordancia que desde lo lingüístico, puede ser
estudiada desde los siguientes criterios y que pueden
constituirse en campos futuros de
investigación:

  • a. ¿Existe una concordancia entre los
    pares adyacentes observados en fragmentos de
    conversación?

  • b. Si no es así, ¿Cómo se
    manifiesta esta falta de concordancia?

  • c. ¿Se pueden establecer
    tipologías para estas discordancias?. Por ejemplo, se
    puede afirmar que existe una diferencia marcada entre
    aquellos pares adyacentes que implican una relación
    social, por ejemplo saludos, disculpas, aceptación o
    los que se remiten básicamente a obtener
    información?

  • d. ¿Es frecuente que la persona que
    padece el problema en la articulación, sea quien
    inicie el turno conversacional y la primera parte del par
    adyacente?.

Otro eje importante de análisis, son las
reparaciones, que se comienzan a analizar, a partir de
los planteamientos de Jefferson y Schegloff (1974). Para Fox
et al (1996), la reparación es: "el proceso
por el cual los hablantes corrigen errores presentes en el habla
previa más inmediata".
(Fox, 1996, Pág., 311).
Con respecto a las reparaciones, se realizan las siguientes
distinciones. En primer lugar, se analizan las reparaciones
denominadas auto – iniciadas que son producidas por el hablante
causante del error, en contraposición a hetero –
iniciadas, es decir, iniciadas por el interlocutor que percibe el
error. La segunda distinción, hace referencia a la auto –
reparación, que ocurre cuando el error es realmente
enmendado por el hablante que lo ha causado o hetero –
reparación, cuando es llevada a cabo por el interlocutor.
El planteamiento de Scheglof et al. (1974), consiste en
considerar que el hablante sano establece una preferencia por la
auto – reparación sobre la hetero – reparación y de
la auto – iniciación sobre la hetero – iniciación.
Se puede presentar también, un fenómeno conocido
como desconocimiento del error, característico
también de varias conversaciones en las que participan los
afásicos con personas sanas. A partir de estos
elementos se evidencian los siguientes puntos de
análisis:

  • a. ¿Se observan las preferencias
    presentes en la normalidad de selección de la auto
    reparación y la auto iniciación?.

  • b. ¿En los casos en los que se observa
    abundancia de errores auto reparados, se observa algún
    patrón en la selección de los que finalmente
    son reparados?

  • c. ¿En los casos en que el interlocutor
    sano inicie la reparación, puede el interlocutor
    reconocer la fuente de error y finalmente
    repararla?

  • d. ¿Se pueden clasificar los elementos
    "reparados" de forma que se pueda hacer un
    diagnóstico de las principales dificultades del
    hablante: fonológicas, sintácticas,
    morfológicas, semánticas, etc?

  • e. ¿Hay uso de mecanismos no
    lingüísticos (gestualidad, por ejemplo), que
    ayuden o refuercen el proceso de reparación por parte
    del hablante con dificultades?.

Otro elemento importante de análisis, son los
marcadores discursivos. Al introducir el concepto de marcador
discursivo
, definidos por Schiffrin, (1987, 1991), como
elementos que establecen una secuencia en la comunicación
o como elementos mínimos del habla, cuyo papel es el de
estructurar el discurso y la interacción, se hace
referencia al uso de la lengua y de los conectores para propiciar
la conversación Se puede utilizar por ejemplo el conector
y, que sirve como organizador de la secuencia
conversacional. En muchos casos estos marcadores permiten el paso
de una estructura ideacional, es decir de la
unión o conexión de elementos dentro de la
secuencia conversacional a una estructura que negocia una
interacción. Se puede afirmar, en términos
generales que el marcador discursivo y, tiene la
posibilidad de generar coherencia y ofrece la eventualidad al
afásico, de lograr articular de manera sincrónica
la estructura de la conversación. Podemos observar en
términos generales los siguientes elementos para el
estudio:

  • a. ¿Cuál es la
    distribución de los marcadores discursivos en una
    determinada población especial, en relación con
    una población sana equivalente?

  • b. ¿Cómo podemos interpretar la
    predominancia de un tipo de marcadores sobre otro?. Por
    ejemplo, la predominancia de marcadores de
    verificación, tales como ¿no?,
    ¿ve/ves?, ¿verdad?.

  • c. ¿Cómo se relacionan los
    marcadores de manejo de información con las
    reparaciones. Por ejemplo ah.

  • d. ¿Se pueden sacar conclusiones sobre
    la correlación que existen entre el uso de un
    marcador discursivo y determinada enfermedad,
    trastorno o disfunción?

  • e. ¿Se puede observar en los
    afásicos, el uso de marcadores discursivos de
    por ejemplo: acuerdo/desacuerdo, de respuesta, de
    reparación y de causa resultado entre
    otros?

Otro de los elementos en los que se insiste es en la
llamada entrevista sociolingüística. En cuanto a los
aspectos metodológicos, se deben realizar una serie de
recomendaciones para la recolección de datos. Se parte de
la entrevista sociolingüística de Labov (1972). En
ésta el investigador debe asumir el rol de coordinador de
la conversación tratando de controlar variables como edad,
genero, extracción social, etc. Otra estrategia de
recolección de datos puede hacerse por intermedio del
grupo familiar de la persona. Se debe analizar con
precaución el tópico a trabajar durante la
conversación. En este contexto Pietrosemoli (2007), escoge
la conversación acerca de las prácticas religiosas,
y propone la elaboración de un script o guion que
oriente la conversación y permita establecer comparaciones
posteriores. Hacer partícipes a varios hablantes, reduce
la interferencia del entrevistador o encuestador y la
solución conversacional puede enriquecerse utilizando
pruebas como las que se usan para la evaluación de las
afasias (prueba Token y Boston)[8]. Otro elemento
importante que aparece en los estudios de Pietrosemoli (2007),
consiste en indicar dentro de la conversación las
particularidades del habla regional, que pueden influir en la
apreciación de los textos en los turnos conversacionales.
Por ejemplo, muchas situaciones gramaticales tanto de escritura
como de habla, tienen que ver no específicamente con el
trastorno, sino que son originados por las variantes del habla
determinados por el contexto social y que el investigador no debe
analizar en términos de errores, ya que es
difícil establecer un standard del habla, visto
éste como una forma única y adecuada de hablar y
emitir, lo que genera comodidad para el investigador pero se
aleja de la realidad de los hablantes. En la transcripción
de datos, se hace énfasis en el uso de signos para la
transcripción de las conversaciones, a partir de las
propuestas de Levinson (1992). Estas son:

  • a. Para el uso de volumen alto: transcribir con
    mayúsculas.

  • b. Para una silaba prolongada, utilizar dos
    puntos (:).

  • c. Para un contorno de entonación
    ascendente que no necesariamente sea una pregunta (¿).
    Se utiliza el signo de pregunta.

  • d. Para una entonación continuada, se
    utiliza un punto (.).

  • e. Cuando a parecen emisiones enganchadas sin
    pausa, se usan dos iguales = =.

  • f. Cuando hay pausa de medio segundo
    cronometrado se usa tres puntos (…).

  • g. Cuando la palabra es inteligible se pone el
    número de silabas (2, 3, 4, etc).

  • h. Cuando hay un acento enfático, se
    ponen itálicas.

  • i. Negrillas para remarcar la palabra que se
    desea enfatizar o discutir.

La propuesta desde el análisis del discurso,
impone por lo tanto, un abordaje multidisciplinar. La diversidad
de los trastornos que acompañan a las afasias, necesitan
en concepto de Villodre y Morant (2007), un abordaje que permita
un tratamiento integral y personalizado. Los afectados con las
afasias necesitan atención desde el punto de vista
neurológico, neuropsicológico, logopedico,
fisioterapéutico, psicológico, social y
lingüístico. Sobre todo en los momentos posteriores
al daño cerebral. Villodre y Morant (2007), consideran que
se pueden distinguir dos tipos de estadios diferentes en el
periodo de recuperación:

  • a. En una primera etapa denominada
    recuperación temprana, se deben tener en
    cuenta el conjunto de los procesos neurofisiológicos
    que afectan al paciente, como por ejemplo la reducción
    en el edema y la desaparición de las
    hemorragias.

  • b. Una segunda etapa denominada
    recuperación tardía, en la cual se
    debe apuntar a dos factores claves: el reaprendizaje del
    lenguaje y lo que podría denominarse como la
    reorganización del lenguaje en las áreas
    cerebrales
    (Kertesz, 1988).

Se ha demostrado que después de un periodo
máximo de 2-3 años, la afectación observada
en el paciente que ha sufrido un daño cerebral, se
consideraba como irreversible. Otras posiciones consideran que
los cambios presentados en un individuo con una patología
cerebral, pueden generarse luego de muchos años de
aparición de la condición inicial. Esto indica que
la recuperación puede llevar muchos
años.

Estudios llevados a cabo por Leger (2002), apoyan la
tesis comprobada a través de imágenes funcionales
cerebrales de que existe una participación de áreas
derechas en la recuperación. Luria (1973, 1980), por
ejemplo ha sostenido la importancia de la reorganización
funcional, entendiendo ésta como el desarrollo de
estrategias que compensan y sustituyen los defectos derivados del
daño cerebral, como mecanismo de recuperación. Y
como sostienen el mismo Luria (1966) y Tsvetkova (1973), las
funciones que no han sido alteradas se pueden utilizar para
compensar las afectadas. Además, los tratamientos deben
apuntar a disminuir los efectos en tres esferas fundamentales: la
psicológica, la emocional y social. Horner et al.
(1994), sostienen que existen tres teorías que dan base a
las intervenciones terapéuticas en las afasias:

  • a. Tratamiento de estimulación por
    facilitación
    . Este se sustenta en la
    teoría conductual de estímulo-respuesta.
    Autores como Helm – Estabrooks y Albert (1991) han hecho
    énfasis en métodos llamados de
    facilitación por intermedio de la estimulación.
    Por ejemplo la terapia de acción visual para la afasia
    global TAV, terapia de control de producciones involuntarias
    (estereotipias) y la terapia de entonación
    melódica, especialmente para tratar la afasia de Broca
    conocida como TEM.

  • b. Tratamiento neuropsicológico
    cognitivo o psicolingüístico
    . Este grupo de
    terapias buscan que el paciente por intermedio del uso de las
    funciones que permanecen intactas reorganice funciones
    y

  • c. Tratamiento de comunicación
    funcional
    . Este se fundamenta en la comunicación
    sin tener en cuenta el contenido lingüístico. Se
    privilegia por lo tanto, la competencia comunicativa,
    estimulando los aspectos pragmáticos del
    lenguaje.

Podría pensarse que el análisis del
discurso, puede apoyar un tipo de tratamiento mejorando los
aspectos funcionales de la comunicación y en especial, en
lo que tiene que ver con la interacción paciente sano –
afásico, mejorando, como lo define el tratamiento, su
competencia comunicativa y la praxis en el lenguaje
empleado.

Comentarios
finales

Los estudios del análisis del discurso con
poblaciones especiales, principalmente con afásicos, abren
un nuevo campo de investigación en el que se pueden
articular de manera sincrónica disciplinas como la
lingüística, la psicología, la terapia del
lenguaje, y la medicina, entre otras, en la búsqueda de
posibilidades de recuperación para pacientes que padecen
estas deficiencias y que desde el análisis del
discurso
, pueden encontrar estrategias como el diseño
o estudio de los turnos conversacionales, las reparaciones y los
marcadores discursivos, cuya función es constituirse en
elementos para el abordaje metodológico de poblaciones que
no son consideradas hablantes sanos, en puntos de apoyo
para la rehabilitación de pacientes
afásicos. En términos generales, los
aportes del texto se remiten a las preguntas planteadas en cada
una de las partes y que se abren como nuevo campo de
acción en los estudios del análisis del discurso y
ponen de manifiesto, la obligada referencia al manejo de estas
afectaciones por parte de grupos de trabajo interdisciplinar, tal
y como lo proponen Villodre y Morant (2007). Si bien es cierto,
en algunos casos se desestima la incidencia de los aspectos
sociolingüísticos en afectaciones que como la afasia,
tienen un origen puramente fisiológico, es importante
reconocer, que en la conversación, al hacer aparecer a dos
o más hablantes en un espacio privilegiado para la
comunicación, -independientemente de si consideramos a un
hablante sano y a uno con afectaciones., se pueden generar
estrategias que permitan rehabilitar o por lo menos sugerir, al
análisis del discurso como elemento para una
recuperación parcial o por lo menos, la
contribución del mismo en los tratamientos de
rehabilitación de los afásicos. En palabras de
Pietrosemoli (2997): "Nuestro énfasis en poblaciones
especiales es no sólo el resultado de la experiencia
adquirida a través de los años, sino una
invitación abierta a los profesionales que quieran, a
través de la lingüística, ayudar en el proceso
de rehabilitación de aquellas personas que por diferentes
circunstancias hayan perdido, o disminuido de alguna manera sus
habilidades naturales para comunicarse a través del
lenguaje".
(Pietrosemoli, 2007, págs. 318
-319).

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    patologías del lenguaje. Valencia: Universitat. ISBN:
    84-370-6576-3

 

 

Autor:

Henry Daniel Vera-Ramirez

Docente Corporación Universitaria
Minuto de Dios

 

[1] Definidos en el manual como Trastornos de
la Comunicación.

[2] Ardila (1985), ha aseverado que los
trastornos que se presentan en el lenguaje de algunos
afásicos, pueden parecerse al lenguaje utilizado por
algunos pacientes esquizofrénicos. Para ello se hace
necesario conocer los mecanismos de transmisión del
lenguaje en el paciente. Algunas jergas afásicas, se
pueden confundir fácilmente con el lenguaje del
psicótico. Se señala que en le
esquizofrénico la afectación no es realmente en
el lenguaje sino en el pensamiento. Se presentan errores como
la formación equivocada de palabras y frases y tendencia
al concretismo. Ver: Ardila (1985). Neuropsicología y
Psiquiatría. En: Revista Colombiana de
Psiquiatría. Vol XIV. N° 3. Págs. 361 –
373. Por su parte, Pietrosemoli (2007), ha insistido en la
relación de semejanza existente entre el discurso del
afásico y del paciente con Alzheimer.

[3] Schacter (1987), dice que el
léxico cognitivo, en la medida que es una
abstracción lingüísticamente monitoreada por
estructuras y funciones de conocimiento, proporciona las
relaciones conceptuales que definen parte de la coherencia
semántica del discurso. Ver: Schacter D. “Implicit
memmory: History and current status”. Ed. Psychology.
N°13. Págs. 501 – 518.

[4] Ardila (1985), divide las parafasias en:
literales y verbales. Las literales se dividen a su vez en
fonológicas y articulatorias. Las fonológicas
hacen referencia a la perdida de la marca o acento y a la
cercanía acústica o de sonido. Las articulatorias
a la forma de la articulación y el punto de
articulación. En cuanto a las verbales, distingue entre
las semánticas y las morfológicas. En las
semánticas se encuentra un mayor nivel de generalidad,
se mantiene un mismo campo semántico, hay pérdida
del sistema jerárquico y la presencia de circunloquios.
En cuanto a las morfológicas se encuentra la
conservación del morfema gramatical, perdida del morfema
lexical y la presencia de unidades mayores (sintagmas, frases).
Afirma que cuando una palabra esta tan transformada con
respecto a la palabra original, de tal manera que ésta
se hace irreconocible se habla de un neologismo afásico.
Ver: Ardila (1985). Neuropsicología y
Psiquiatría. En: Revista Colombiana de
Psiquiatría. Vol XIV. N° 3. Págs. 361 –
373.

[5] El discurso consiste en una serie de
constituyentes del lenguaje que se combinan en varias maneras
para formar un número de unidades significativas
diversas. Ver: Atkinson RC, Shiffrin RM. “Human Memory: A
proposed system and its control process”. In: Bower GH
(ed). The Psychology of learning and motivation, New York.
Academic Press. 1968.

[6] En el trabajo de Sánchez y
Pérez (2005), se hipotetiza que el lenguaje producido
por el individuo con afasia acústico-amnésica
tiende a ser similar a las ejecuciones de sujetos sin amnesia
en términos de productividad y complejidad. Ver:
Sánchez, N y Pérez, M. “Afasia
acústico-amnésica: Alteración de la
memoria en la producción del discurso y su
rehabilitación. Presentación de caso”. En:
Plasticidad y restauración Neurológica. Vol. 4.
Numero. 1 – 2. Julio-Diciembre de 2005. Págs.
21-23.

[7] Para Pietrosemoli, la
característica fundamental del par adyacente es que
ésta unidad de análisis constituye un lugar
obligante (espacio de habla), para el otro en condiciones
naturales (Pietrosemoli 2007, pág. 309). Para Scheglof
(2007), las principales características de los pares
adyacentes son las siguientes: (i) son compuestos por dos
turnos; (ii) por diferentes hablantes; (iii) hay un lugar
adyacente, es decir uno después del otro; (iv) los
turnos son relativamente ordenados. A su vez, estos se dividen
en: first pair parts y second pair parts. Los primeros hacen
referencia a tipos en los cuales aparece una pregunta, oferta,
invitación, anuncio o requerimiento, los cuales inician
algún intercambio conversacional. Los segundos son del
tipo de respuesta, agradecimiento, recepción,
declinación, de acuerdo o desacuerdo, etc. Tipos que son
respuesta a los primeros. Los pares adyacentes, son entonces
compuestos por tipos como: greeting – greeting, question
– answer, offer – accept/decline. Consideremos por
ejemplo, que la primera parte adyacente es Hola, o
¿Tú sabes qué hora es?, o ¿Te
gustaría tomar una taza de café? y las segundas
partes de los pares adyacentes fuesen en su orden: buenos
días, cuatro de la tarde o no gracias. En
términos de Schegloff (2007): “the pair types
which they can partially compose: greeting–greeting
(“Hello,” “Hi”), question–answer
(“Do you know what time it is?”, “Four
o’clock”), offer–accept/decline (“Would
you like a cup of coffee?”, “No, thanks,” if
it is declined). The basic practice or rule of operation, then,
by which the minimal form of the adjacency pair is produced is:
given the recognizable production of a first pair part, on its
first possible completion its speaker should stop, a next
speaker should start (often someone selected as next speaker by
the FPP), and should produce a second pair part of the same
pair type. (Schegloff, 2007, págs., 13 – 14).

[8] El Test Token consta de 20 tokens o
fichas de cinco colores (rojo, azul, verde, amarillo, blanco),
de dos formas (círculos, cuadrados) y de dos
tamaños (grandes, chicos), que son manejados por el
sujeto según las órdenes verbales del examinador.
El examinador va dando instrucciones utilizando cada vez una
mayor cantidad de palabras. La aplicación se complejiza
cuando el examinado avanza en la respuesta. El total de
instrucciones es de 62. (Lezak, 1983). El Test Boston tiene
como objetivos diagnosticar la presencia/ausencia de un cuadro
afásico, mediante el uso de 16 laminas, en cinco fases:
habla de conversación y exposición,
comprensión auditiva, expresión oral,
comprensión del lenguaje escrito y escritura. Ver:
Moreno, J. y García Baamonde, M. ”Guía de
Recursos para la Evaluación del Lenguaje”. Madrid.
CCS. 2003

Partes: 1, 2
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